Instinto asesino

Todos tenemos a los niños como seres dulces y cariñosos, a los que acurrucar cuando hace frío y darles mil besos a cada instante.
Podría decir que eso es así, hasta que observas como ese petardillo que tienes por hija en un momento de furia inexplicable, mete un palo en la jaula del canario para intentar cometer pajaricidio.

- Cariño, qué haces, vas a matar a Ali (El canario, se llama Ali, de "alita")
- Mamá, es que me está molestando todo el rato, no me deja en paz.
-Pero bueno, si no hace nada, si ni siquiera canta (es hembra, sólo pía)
- Es que no la quiero, la odio!
- Vamos a ver, qué te hace que tanto te molesta?
- Es que... es amarilla!!!
- Ah! Claro, un color muy feo, si, pero siempre ha sido amarilla (aquí me empiezan a patinar las neuronas)
- Si, es que la odio y la voy a matar (vuelve a meter el palo en la jaula, con una cara que me da mucho miedito, que si con 3 años ya empieza así, que va a ser de nosotros, papis sufridos cuando tenga 15?)
- Deja el palo que me enfadaré! (A todo esto la pobre Ali revolotea acojonadilla, pensando que es el fin de su vida)
- La tiraré por la ventana, porque la odio y es fea.
- Vale, pues detrás sales tú disparada (toma psicología infantil!)
-Pero mami (lloriqueos incontrolables), es que yo la odio...

Después de un buen rato de conversación de tal calibre, la convenzo para que no la mate, porque la verdad creo que es muy pronto para que empiece una carrera como asesina psicopata.

Al día siguiente, el angelito que parió servidora redobló esfuerzos para terminar lo que se habia fijado entre ceja y ceja.
-Nena, qué haces?
- Es que quiero un perro mami, los pájaros no me gustan.

Dí que si, que alguien me diga que no es una manera original de pedir un perrito.